En una noche en
que la tristeza no me dejaba descansar, y mis lágrimas empezaban a brotar; una
hermosa estrella que desde el cielo me observa, hablo para consolarme y como a
una niña pequeña a quien le asusta la oscuridad de la noche en el bosque. Para tratar
de calmarme relato un cuento para mí. Este cuento era la historia de la mujer
que se enamoro del hijo de la luna, ¿la luna tiene un hijo? pues la estrella me
aseguro que si, y empezó así:
La luna
siempre reina en las noches, con su luz plateada y siempre esta cambiando, que
ninguno de los que está en el cielo entiende; por eso es que nadie supo sobre
el origen de su hijo, todos se sorprendieron al ver a la luna ser madre de un
bebe que parecía ser humano, de ojos grises, cabello negro y
tez pálida como ella misma; todos se preguntaron así mismos como era
esto posible que tuviera un hijo con la apariencia humana, pero nadie
se atrevió a preguntar, simplemente se alejaron. Ante
esta situación la luna se llevo lejos al niño y jamás dejo se le
acercaran ni los humanos ni los que están en los cielos.
El hijo de luna creció y vivió en el bosque "Jardín
luz de Luna". Un día escapo del bosque por perseguir un cachorro
y llego al pueblo que estaba cerca; y vio niños que se parecían a el,
vio que ellos no estaban solos, su madre llego antes de que el se mostrara, lo regreso
al bosque y le prohibió ver a las personas; el no entendió
porque su madre no le dejaba acercarse a los que
se parecían a el.
Cuando tuvo
15 años, tomo la decisión de escaparse del bosque y ir a donde
las personas estaban, así no estaría solo. Llego al pueblo
y las cosas no salieron como el las planeo, las personas al verlo se asustaron,
porque jamás habían visto a alguien semejante a el, creyeron que era algo
maligno debido a sus ojos por lo
que espesaron a perseguirle, lanzar piedras a herirlo, si no fuera
por su hermosa madre que cegó a los humanos con su resplandor el
hubiera muerto en sus manos; entonces comprendió que los humanos
rechazan a todo lo que no se parece a ellos...
y decidió quedarse en "Jardín luz de Luna" y no
permitir que aquellas personas se le acercaran.
Paso un
tiempo, y todo era diferente, todo había cambiado en el bosque y el
pueblo; pero la decisión del hijo de la luna no...
En el pueblo
había una chica llamada Amaya, ella había perdido sus padres y no
tenia a nadie, todos la ignoraban y la hacían a un lado, ella pasa
sola no había quien cuide de ella por lo que un día la
siguieron unos maleantes, ella corrió y sin pensar en mas que salvar
su vida se interno en el bosque "Jardín luz de Luna",
hasta perderse, porque no sabia donde estaba el camino para regresar, camino
mas y solo encontró un ¿humano? que resplandecía, tuvo miedo e
intento correr, pero estaba tan cansada que se desmayo.
Cuando despertó se encontró así misma
en una caverna recostada en unas rocas cubiertas de pieles, miro a
su alrededor y lo encontró sentado junto a la salida de la caverna,
al verlo su corazón se estremeció, y sintió la soledad
con la que el había vivido ahí durante años; se levanto y
se dirigió a su lado, este la miro con sus penetrantes ojos
grises y un rostro lleno de tristeza; ella le sonrió y pregunto ¿que quien
era?
-soy el hijo
de la luna -Ella se quedo
perpleja-vete antes de que mamá esté aquí o te ara daño
No supo que contestar al principio, pero
no quería regresar al pueblo, por lo que asintió y salió
de ahí; camino hasta encontrar un refugio y se
instalo ahí.
Al día siguiente, despertó y
sintió que alguien la vigilaba.
-¡qué haces aquí! -alguien grito.
Miro y era el, quien estaba parado a sus
pies, se levanto pidió disculpas por estar en un lugar que le pertenecía
a el pero no tenia otro lugar para descansar; el no dijo nada, se quedo callado
y ella salió a buscar comida, allí había muchos arboles
frutales, tomo de los que quiso y lleno su estomago que en días no habían recibido
un buen bocado.
-¿cuándo piensa irte?
-no me iré de aquí, tu y yo
estamos solos en este mundo y si te puedo
hacer compañía, estará bien.
-¿Qué?
-no importa que tu madre sea la luna, yo
solo no quiero estar sola…. Y pues tú serás quien me acompañe
Al no le gusto eso,
pero había notado algo especial en ella, sus ojos eran un azul
intenso, como no había notado en las otras personas que conoció.
Pasaron mese viviendo en el mismo lugar; el había permitido que ella se quede
en una de sus guaridas secretas, pues le servían cuando
no quería estar en el mismo lado o que su madre no supiera donde se
encontraba. Con Amaya el pasaba horas increíbles, ella hacia que
la alegría reinara; pasaban jugando en el rio que estaba en
medio del bosque o correteaban conejos de sus cuevas, entre otras travesuras
que les divertía; todo estaba bien, hasta que el empezó a notar que
su corazón latía rápidamente cuando Amaya se mostraba sonriente,
pero no sabia que era eso que de pronto empezó a sentir
su corazón.
- ¿Qué será esto? -se decía a si
mismo.
Por un tiempo no salió de su caverna, se
quedo allí y no permitió que Amaya lo visitara, tenia miedo
de que su madre se entere de que una humana estaba cerca de el, ella no
lo permitiría. Tenia que saber que era eso que sentía al ver a Amaya y se
lo preguntaría de alguna manera a su madre, buscaría la
forma de decírselo cuando llegase a su lado.
-madre, ¿sabes que es lo que puede hacer sonreír
a una persona? ¿Qué puede hacer que alguien sea feliz y sentirse plenamente
bien?
-bueno, el amor
-¿amor?
Pero ¿y si fuera ocasionado por una persona?
-entonces esa persona estaría enamorado, y
si el sentimiento es mutuo, ambos serian una pareja, pero...-Luna sabía que
algo estaba mal en cuanto su hijo le pregunto eso; se tranquilizo
su hijo no se enamoraría ya que el no había conocido a
nadie ahí en el bosque. Sonrió nadie le quitaría a su hijo.
Amaya extrañaba tanto
la presencia de el, sentía que si no lo volvía a
ver moriría de dolor, se enamoro de alguien quien no esta permitido amar,
pero que podía hacer si sentía en su corazón el sentimiento
al que llaman amor, ella no pretendió enamorarse de el, pero al amor
no es algo que se pueda controlar o detener; ambos se amaban el uno al otro
pero no lo sabían.
Ella no quería hacerle pasar un
mal rato a el con su madre, así que decidió marcharse
de ahí antes de que todo se complique, pero deseaba verle
una vez mas...
Se fue al río, ahí estuvo
esperando aunque no sabría si llegaría. Mantenía su esperanza de
verlo una vez más antes de marcharse.
El llego, Amaya sonrió al verlo después de
un largo tiempo, antes de que pudiera hablar, ella le dijo que se marchaba, que
lo sentía mucho, pero deseaba salir a recorrer el mundo…
El se asusto mucho al saber que ella se iba, que
se marchara de su lado, sintió una punzada en su corazón, no podía dejar que
ella se marchara… confeso sus sentimientos hacia ella...
Decidieron irse los dos, para
que la Luna no los separara; fueron al pueblo se casaron en una ceremonia
pequeña y partieron de nuevo, sabían que era el primer lugar en donde
los buscaría.
Cuando Luna llego a donde estaba su hijo
no lo encontró, busco por donde solía estar, incluso donde no
le gustaba y no lo hallo; bajo al pueblo pero tampoco le dieron
razones pues el se había disfrazado para que las características que
dieran las personas sean diferente a las de Luna.
El sentía mal por dejar de esta
manera a su madre, pero ella no le permitiría estar con Amaya.
Ellos llegaron al lugar mas lejos del
bosque “Jardín luz de Luna” y vivieron felices pero no para siempre
porque todo tiene un limite; el se volvía cada vez
mas débil y solo se sentía reconfortado por la luz pálida de luna que
Amaya robaba con un espejo a la Luna; pero cada vez era mayor su necesidad de luz... era tanta, que escapo una
noche de casa cuando era luna llena. En cuanto la Luna vio a su
hijo débil lo cobijo y se lo llevo de nuevo hacia su bosque "Jardín luz
de Luna" dejando a Amaya sola y sin decir nada de donde se hallaba...
ella desesperadamente lo busco, intento regresar al bosque donde supuso
estaría, pero el estado en el que estaba no pudo, en el camino ella tuvo un
bebé que era pálido, cabello negro y ojos... azul grisáceo.
Aun con el niño en brazos ella no pudo
dejar de buscarlo, tenia que encontrarlo y mostrarle a su hijo; trato de
continuar el camino pero sus fuerzas humanas estaban agotadas así que
cayo moribunda al mismo tiempo que el hijo de la luna agonizaba en brazos de su
madre; los dos se fueron juntos...
El bebé que había quedado a un
lado de Amaya se puso a llorar con su mirada dirigida al cielo,
como pidiéndole a este que lo ayudara. Luna estaba triste y muy
dolida por la muerte de su hijo, que reinaba en el cielo con una tristeza
enorme; de pronto en la tierra escucho unos sollozos de un bebe que le
recordaba a su hijo, se sorprendió mucho que observo el lugar de donde provenía
el llanto y vio un bebe, bajo del cielo hasta su lado y se dio cuenta de que al
lado del bebe había una mujer muy linda, se acerco a ella y la encontró sin
vida; la observo muy bien, se le hizo conocida, tenia unos rasgos de alguien a
quien ella conocía y solo cuando observó los ojos del bebe supo que aquella
mujer no era cualquier persona, sino la hija de un ser semejante a ella, Amaya
era la hija que el Aire había perdido…
Gente que en ese momento pasaba escucho un
bebé llorar y su fueron en su búsqueda pero se sorprendieron al ver
una mujer sumamente bella vestida con suave hilo blanco, una luz resplandeciente
que cubría su cuerpo y llevaba un hermoso bebé en los brazos que
lloraba sin cesar, al verlos reacciono y escapo hacia el cielo junto
con el bebé, dejando en el suelo al cuerpo del una mujer a quien la sepultaron.
Así es como la luna se quedo sin hijo
y el viento supo de su hija también muerta, pero quedo parte del hijo de la
Luna y de Amaya, en los ojos del niño, que era la mezcla de los ojos de ambos
en uno solo.
Luna se encargo de cuidarlo, ya no fue tan
estricta con el bebé, dejo que este fuera libre para que pudiera ser feliz,
dejo que los demás se le acercaran y asi no estuviera solo…
Es así como en algunas noches se
ve por los bosques a un ser que le brilla
la piel, y en sus ojos se encuentra la historia de sus padres.
Así es como nueva mente conforte mis
fuerzas y me propuse a buscar mi camino que me llevaría a casa; camine tratando
de buscarlo y la historia de Amaya y el hijo de la Luna no desaparecía de mi
mente; me pare a orillas de un rio y fue entonces que entre los
arboles vi una figura humana que me observaba, mire sus ojos y
eran azul grisáceo…